En el post Leishmaniosis canina: la enfermedad del mosquito hemos hablado extensamente de esta patología. Esta nueva publicación pretende explicar las medidas que podemos adoptar para proteger a nuestras mascotas frente a la Leishmania.
Las medidas que exponemos a continuación no son excluyentes unas de otras. Combinar varias, si no la mayoría, disminuirá la posibilidad de que nuestro perro pueda ser afectado por la Leishmania.
Antiparasitarios externos
La utilización de medicamentos que tengan eficacia demostrada contra el flebotomo, son la piedra angular de la prevención de la Leishmaniosis. Evitar que el insecto vector llegue hasta nuestra mascota es prioritario. Cualquier otra medida que se plantee, debe añadirse al antiparasitario externo y nunca sustituirlo. Los antiparasitarios externos deberían emplearse durante todo el año, incluso en invierno. La eficacia de pipetas y collares es similar ¡Pero no todos valen! La elección del tipo de antiparasitario dependerá del estilo de vida de nuestra mascota: frecuencia de los baños, acceso al agua, tipo de pelo, etc. Pregunta a tu veterinario para informarte de qué producto se adapta mejor a tus necesidades.
Vacunas contra la Leishmania
Su objetivo es estimular las defensas del perro intentando que su respuesta inmunitaria frente a la Leishmania sea más eficaz. Es la última barrera contra el parásito si el mosquito logra llegar hasta nuestra mascota.
Actualmente existen dos vacunas comercializadas en España que pueden utilizarse para prevenir la Leishmania: [Canileish® (Virbac)] y [Letifend® (Leti)]. Cada producto tiene sus ventajas e inconvenientes, pero los estudios de campo han demostrado que poseen eficacias similares (70-80%). Ambas vacunas están indicadas en perros mayores de 6 meses y seronegativos (es decir, que no hayan sido ya infectados por el parásito).
Existen muchos falsos mitos sobre la vacunación de Leishmania. El uso de estos productos puede originar efectos adversos, al igual que cualquier otra vacuna. Pero para quienes conocemos la enfermedad, los beneficios de la vacuna justifican los riesgos. La vacunación de Leishmania es muy recomendable en nuestra provincia y debería formar parte de los protocolos sanitarios habituales. Consúltanos si estás interesado en esta medida preventiva; es un tema demasiado extenso para tratar en profundidad en este post.
Inmunoestimulantes
Son sustancias que potencian o modulan las defensas del organismo para mejorar su respuesta frente a agentes infecciosos. Esta inmunoestimulación es inespecífica, es decir, no está dirigida exclusivamente contra la Leishmania. No obstante, fortalecer las defensas del perro también reducirá la posibilidad de que se produzca una infección por Leishmania. El medicamento más conocido de este grupo es el Leisguard® (Ecuphar), cuyo principio activo es la Domperidona. La Domperidona era utilizada en medicina humana como antiemético, y sus efectos como inmunoestimulante han sido demostrados más recientemente.
Controles anuales (Tests rápidos o IFI-Inmunofluorescencia Indirecta)
Las pruebas serológicas son otra herramienta fundamental para el control de la Leishmaniosis. Las mascotas contagiadas por el parásito pueden tardar meses en empezar a mostrar síntomas de enfermedad. Comenzar el tratamiento en ausencia de signos clínicos mejora notablemente las perspectivas de vida, porque ningún órgano se habrá dañado gravemente.
En zonas endémicas se recomienda realizar un chequeo anual a todos los perros para detectar precozmente la enfermedad. Esta práctica debería llevarse también a cabo en animales vacunados, dado que la vacuna no confiere una inmunidad del 100%.
Acondicionamiento del entorno
Por ejemplo, colocar mallas mosquiteras con tramas que no puedan atravesar los flebotomos en puertas y ventanas. Estas barreras dificultarán el acceso del vector al interior de la vivienda. Zonas sucias, húmedas y refugiadas (leñeras, desvanes, o cobertizos), podrían desinfectarse con insecticidas piretroides para evitar que el flebotomo los utilice como refugio.
Evita los paseos a primera hora de la mañana y al anochecer; es cuando la densidad de flebotomos es mayor. También conviene alejarse de zonas pantanosas, humedales y aguas estancadas (son el hábitat natural del flebotomo). Evita que el perro duerma a la intemperie en patios, jardines o terrazas. Una menor exposición al flebotomo es un menor riesgo de padecer Leishmaniosis.
Estas 5 medidas ayudarán a poner las cosas difíciles a nuestro temible enemigo. Recuerda que ningún método es infalible, pero cualquiera de ellos reduce las posibilidades de infección. Si a pesar de poner todos los medios a vuestro alcance vuestra mascota se contagia, no todo estará perdido. Cada vez sabemos más de esta enfermedad y podemos luchar mejor contra ella.